martes, 1 de noviembre de 2016

Mentiras piadosas.






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Allá por los años sesenta
fui testigo de esta historia.
Joaquín, tuvo desde niño novia,
su novia fue Manuela, mi vecina,
con ella crecimos juntos.
Bonita como los lirios,
hermosa como las rosas.
Fueron pasando los años
los novios se hicieron,
él un hombre y mujer, ella.
Eran años de penurias,
tiempos de la emigración.
Joaquín, se marchó del pueblo
llegando a tierras francesas,
donde trabajaba yo.
Me convertí en su escribano
el pobre, escribir no sabía
y las cartas de Manuela
era yo, quien se las leía.
Y luego le contestaba
lo que Joaquín me dictaba.
No pasado muchos meses
Joaquín se empezó a enamorar
de una ragazza italiana,
que venía a vendimiar.
Ya no quiso que le leyera
las cartas de la Manuela,
como la solía llamar,
ni la contestación me dictaba.
Manuela desde pequeña
Padecía una TBC Pulmonar
Y yo continué como si nada,
con LAS MENTIRAS PIADOSAS
Recibiendo y contestando cartas
como lo hacía por Joaquín.
En una de ella decía:
Que había tenido una Hemoptisis.
que su vida se apagaba,
que la certeza tenía
que en muy poco moría
Y que antes deseaba
el casarse con Joaquín
Yo creo que presentía,
que las cartas últimamente,
ya no era él, quien las dictaba.
Fui a la campiña a por Joaquín
le dije: -Vamos hacer las maletas
que hoy volvemos a España.
Me preguntó extrañado:
-¿A España vamos para qué?
-¡Que el domingo, tú te casas!
-¿Qué me caso? ¡Tú estás loco!
¡Tú, te casas sí, te casas!
Tu novia se está muriendo
y ya le queda muy poco.
-¿Tendré, que comprarme algo?
-Ya tienes el traje comprado,
y también las alianzas
es, mi regalo de boda
he prometido a tu novia,
que seré vuestro padrino.
Y se casaron los dos
en el Hospital Provincial.
Ella postrada en la cama
no pudo ser en la Capilla,
ya no podía ni andar.
Las enfermeras y las monjas
a ella vistieron de blanco
velo y unas florecillas blancas
que le adornaban su pelo.
Se pusieron los anillos,
se prometieron amor.
La promesa que hizo ella,
le salía del corazón.
Lo que Joaquín prometió
eso ya, fue otra cosa.
Yo sabía que eso era,
UNA MENTIRA PIADOSA.
Él, que la quiso besar
(pienso que sería en la frente)
ella, no lo permitió diciendo:
No, amor mío no me beses,
no quiero que te contagies.
El martes por la mañana,
casada llevaba dos días,
Cogida a la mano de Joaquín
y mirando las alianzas,
Manuela dejó esta vida.
Y terminado el entierro,
regresamos para Francia.
En el tren Joaquín remarcó
que en mi dedo anular yo portaba
de su mujer, la alianza
que me la entregó su suegra
sin mediar, ni una palabra.
Se la quise entregar,
y él no lo permitió.
Me dijo: Toma la mía,
tú te quedas con las dos.
Terminada la vendimia,
Joaquín con su ragazza,
se fue a vivir a Italia,
Varias vendimias después
sus paisanos me dijeron,
que ya tenían dos hijos
y que vivían en Alemania.
Desde entonces, nunca más supe de él.
Hoy cuando miro la mano
de la que es mi mujer,
me acuerdo yo de Manuela
y de Joaquín también.
Con sus alianzas nos casamos,
fue decisión de mi esposa
como homenaje a un AMOR
y, a UNA MENTIRA PIADOSA.


AsdG.  28 julio 2011.







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