viernes, 30 de septiembre de 2016

Tizón



Yo soy de un pueblo pequeño,
perdido entre las montañas.
Donde se pasan los días,
tranquilos, sin sobresaltos,
allí, nunca pasa nada.

Hace años que me vine,
 aunque vuelvo los veranos
para que mis hijos respiren
el aire de las montañas
que yo, afirmo que es muy sano.

En agosto hace seis años
me vinieron mis chiquillos
gritándome, acongojados
allí, hay un cachorrillo negro,
un moribundo perrillo.

Nos lo llevamos a casa,
le curamos las heridas,
preguntamos en el pueblo,
a quién le pertenecía.

No es de nadie, nos dijeron.
a principio de verano,
un coche de forasteros
por aquí, lo abandonaron.

Las heridas, se las ha hecho,
ese chaval, el Perico
que es, más malo que la quina.
¡Qué travieso es ese crío!

Agosto ya se termina,
volvemos a la capital
no, encontramos a Tizón,
 el cachorro está curado
y le gusta mucho jugar.

Vamos en busca de Perico,
nos dice: Yo, no le he hecho daño,
han venido en un coche,
esos hombres, los laceros.
Tizón, se ha dejado coger,
en la jaula lo metieron.

¿De dónde son, esos laceros?
Creo que, de la Diputación,
vienen aquí los veranos,
 recogen, a los perros sueltos

¿Sólo vienen en verano?
Si, vienen tres o cuatro veces,
ya que, por el mes de junio,
muchos perros aparecen.

¡Ay!¡Ay! Esos son los cachorritos
que trajeron los Reyes Magos,
se han puesto ya creciditos,
requieren muchos cuidados.

Y cómo no quieren,
o no pueden dárselos,
se lo traen a la sierra
y, lo dejan abandonados.

¿Tú sabes dónde los llevan?
Lo llevan a la perrera,
que hay en la capital,
creo que se llama Municipal,
o Perrera Provincial.

Yo pienso en este perrito,
que le hemos puesto Tizón.
Es negro, de un negro limpio
pero tiene algo en la cara,
que me llama la atención,

Mi mujer, dice lo mismo,
igual dicen los chiquillos,
en verdad un algo tiene,
que te cautiva ese perrillo.

Al llegar a la capital,
hemos idos a la perrera
nos han dado un gran disgusto,
al decirnos que a Tizón
lo han adoptado los bomberos
para tenerlo de mascota
y como amigo de juegos.

En casa, todos los días
es cierto que le recordamos,
no hablamos mucho de él,
aunque al volver a mi pueblo,
en agosto los veranos.

Miramos por si otro perro,
está herido o, necesitando cuidados.
Creo que, aunque no lo digamos,
todos, a Tizón buscamos.

El diecisiete de agosto
 en el río, nos estábamos bañando
y oímos un fuerte crujido,
luego un ensordecedor ruido,
la tierra estaba temblado.

A continuación, silencio,
el no oír nada, daba espanto.
Ni una cigarra cantaba,
ni el trino de ningún pájaro.

Cuando miramos al pueblo.
¡Dios Santo!  ¿Qué había pasado?
Una nube de polvo muy densa,
al cielo estaba escalando.

Mis hijos me preguntaron.
¿Papá qué ha sido eso?
¡Hijos míos, un terremoto!
El pueblo se ha derrumbado,
vamos corriendo a socorrerlos,
nos están necesitando.

Al llegar, que horror.
Lo que hemos contemplado,
un corrimiento de tierra,
al pueblo, ha sepultado.

Sólo catorce mujeres,
y once hombres, se han salvado,
también cuatro niños y seis niñas,
que no lloran, que no hablan
están, como petrificados.

Mi mujer, no vino al río
 con nosotros a bañarnos
ella, también se ha salvado.
 La encontramos por el camino,
ya que venía a traernos,
unos bocadillos y helados.

He reunido a los hombres
y les he dicho ¡Apuráos!
Vamos a organizarnos,
nos dispersaremos.

Oíd con atención
cualquier ruido aquí abajo
 que nos indique si hay vivos,
entre los que están sepultados
y rápidos a rescatarlos.
  

No se oye nada, ni un gemido,
 ningún un golpe, ningún llanto,
con las manos y las dos palas,
comenzamos a escarbar.

¡Qué desilusión! ¡Qué desconsuelo!
Nos invadió a todos, Dios lo sabe.
Desenterramos al primero,
 y era un niño ya cadáver.

Una joven superviviente,
sudamericana, embarazada
con las manos, sujetaba su vientre,
llorando me preguntaba.

 ¿No tiene usted un celular?
Para poder pedir auxilio,
necesitamos ayuda,
¡Hable con la capital!

No había pensado en mi móvil,
con muy poca cobertura.
He comunicado a protección civil.
Lo que ha ocurrido aquí.

Me han prometido,
que mandan a toda prisa
un helicóptero con un médico
y que en poco tiempo, aterrizan
con un equipo de bomberos,

 Ha llegado el autogiro,
con una enfermera y un médico,
el piloto, tres bomberos,
y un hermoso perro negro.

 El perro al tomar tierra
se ha dirigido hacia nosotros,
    moviendo el rabo, muy contento,
dando saltos como loco.

Ha parado de dar saltos,
ha mirado a los bomberos,
dando un seco ladrido
y corriendo como un poseso
de nuestra vista,
  ha desaparecido.

Hay un sepultado vivo
el perro, no se equivoca,
tiene un olfato muy fino
como su nariz, hay pocas.

Nos fuimos en pos del perro
con las patas,
lo encontramos escarbando.
Ya sangraba por las uñas,
rugía como un jabato.

Siempre que huele a un sepultado
se queda quieto y mirando
al lugar donde se encuentra,
Parece que está diciendo.
Ahí hay uno vivo, ¡Sacadlo!

El perro sigue escarbando,
no lo pueden detener.
Yo pienso, dice un bombero:
Que conoce a la persona,
a la que intenta socorrer.

O que le queda poca vida
y nos quiere demostrar,
que el oxígeno se le acaba,
y que rápido hay que actuar.

   Entre todos, con las dos palas
y los equipos,
que los bomberos, han traído,
 hemos sacado a un muchacho
que, en la cueva en una roca
ha quedado enterrado vivo.

El perro, se elevó sobre sus patas
para oler al rescatado.
Con la lengua la cara del joven
está acariciando, o ¿Lavando?

Santo es el señor Jesús.
¡Si es Perico! el, mata perros,
que en esa cueva se mete,
para fumarse los porros,

El médico, ordena al piloto,
que urgente, se haga el traslado.
El joven tiene muy mal los pulmones,
del polvo que ha respirado.




Enfermera: Haga el favor,
de acompañarlo y cuidarlo,
lo que yo le puedo hacer,
ya lo he hecho,
ahora lo dejo a su cuidado,
hasta que quede ingresado.

El perro, hacia el helicóptero
al joven, ha acompañado,
hasta que con sus hélices rotando,
del suelo se ha elevado.

Al mirar al perro,
 un grito, se me ha escapado.
¡Este, es Tizón! Lo reconozco
porque se le caen las lágrimas
y parece que está llorando.

El bombero lo confirma,
se llama Tizón,
lo recogimos en la perrera,
¡Cuántas vidas ha salvado!
 Rescatando a sepultados.

Es raro, pero en los siniestros
todos hemos observados,
que derrama muchas lágrimas,
parece que está llorando.

Pensábamos, que sea el polvo,
o tal vez que sea el sol,
 lo que molestias le cause,
dice el veterinario: Que es alergia.

Nosotros de pequeñito, lo curamos,
que lo había medio matado
el joven que va camino del hospital,
al que hemos rescatado.

Casi un mes lo tuvimos en casa,
alguna vez lo vimos llorar
 no, por dolor de sus heridas,
estaba curado ya.

Durante días Tizón,
no ha parado de trabajar
 ya, no puede haber supervivientes,
Tizón y el equipo de bomberos
regresan a la capital.

Nosotros también hemos vuelto
tristes, desilusionados.
De trescientos veinte residentes,
sólo cuarenta y uno,
nos hemos salvado.

Sabemos que lentamente
nos iremos reponiendo,
profesionales nos ayudan,
también nos ayudará el tiempo.

Perico en el Hospital
también se está reponiendo.
Ha salido de la UCI.
Los Doctores, están muy contentos.

Dando un paseo
sin proponérnoslo.
Hemos llegado al Parque,
del Real Cuerpo de Bombero.

Preguntamos por Tizón,
 inesperadas noticias nos han dado
el perro, desapareció hace tres días,
 no hay nada, ni rastro, ni pistas.

Nos invitaron a un café
y estando en la cafetería,
que alegría nos dio a todos
oír por megafonía.

¡Atención a todo El Cuerpo!
Tizón, ha aparecido,
se encuentra
en el Hospital Universitario,
para ir a rescatarlo
se necesitan, dos voluntarios.

Su cuidador y un cabo
han sido los afortunados.
Se lo han jugado a los chinos
y a ellos dos les ha tocado.

Han regresado con el perro
y con una bonita historia,
que Tizón ha protagonizado,
llegó hace tres días al HOSPITAL
y sin moverse en la puerta,
se ha quedado.

De repente, al centro ha entrado,
en la hitación de Perico
como un rayo se ha colado,
saltando sobre la cama.

A lamerle las heridas,
ladrar y mover de contento el rabo,
ha formado tal revuelo
que, a la perrera han llamado.

Perico ha pedido tranquilidad
diciendo: No tengan miedo,
este perro es mi salvador,
ha venido a visitarme
es, del Parque de Bomberos.

Cuando él era un cachorrillo
yo, a pedradas lo deje
muy mal herido, medio muerto.
Me rescató cuando el terremoto
ahora viene a visitarme,
es mucho mejor que yo
 que dicen, que soy humano.

Han transcurrido tres meses
a Perico, ya restablecido,
el alta médica le han dado.
Un Asistente Social de La Juta
ha venido a recogerle
 como previamente habían acordado.

Lo han instalado, en un piso tutelado,
convive con tres compañeros
y dos jóvenes educadores.
Viven en muy buena armonía
que son familia, se diría.

Perico, se quedó solo,
padres, hermanos, tíos,
 primos y abuelos murieron
en el terremoto, todos desaparecieron.

El joven tutelado por La Junta
estudia mucho, es aplicado.
Ha terminado la EGB
y continúa estudiando.

Cada domingo
se da una vuelta por el rastro,
entra en El Parque de Bombero
a visitar a Tizón que, en la puerta
parece estar esperándolo.

Pasan un rato agradable
los dos jugando y correteando,
se diría que son dos chiquillos
y uno, es un perro
y el otro, un joven,
de casi dieciocho años.

Perico, un día entra en el piso,
como un loco gritando:
¡He aprobado, estoy dentro!
¡Estoy dentro, he aprobado!

Sus compañeros le dicen:
 Tú siempre, lo apruebas todo.
¿A qué viene este alboroto?
¿A qué te habrás presentado?

Para bombero, amigo mío,
he pasado todas las pruebas;
la física, la teórica y la médica,
con la máxima puntuación
y el primero yo he quedado.

Ya es un bombero de cuerpo entero,
las practicas ha terminado,
también aquí ha sido el primero,
muchas felicitaciones, ha recibido
de jefes y compañeros.

Perico, en sus intervenciones
demuestra ser, un bombero valiente,
un trabajador incansable,
inteligente y, muy prudente.

Cuando no está en un servicio,
o practicando en las pistas
está, con TIZÓN jugando
o le está haciendo caricias.

Así va transcurriendo el tiempo,
el perro ya tiene diez años,
los pelos de alrededor del hocico,
se le está poniendo blanco.

En el parque todos temen
el día, que llegará pronto
que al bravo y heroico Tizón
   tengamos que jubilarlo.

La alarma, un servicio urgente
Tizón, ya no sube al camión,
siempre lo hacía el primero,
ahora ya se queda en tierra.
come poco, no tiene ganas de juegos.

Sale una dotación
a cuyo mando va Perico,
que hace tan sólo días
a Cabo, lo han ascendido.

El fuego es, en una casa de vecinos,
en un viejo corralón.
Donde cada familia vive
con los hijos y los abuelos,
en una sola habitación.

El siniestro es, en una calle estrecha,
donde el camión
apenas si puede entrar,
una madre está gritando:
¡Mi hijo, mi niño!
¡Se ha quedado dentro!
¡Me lo tienen que sacar!   

PERICO, con la máscara
y la botella de oxígeno
ha entrado
perdiéndose entre las llamas,
sus compañeros, le enfrían la salida
con potentes chorros de agua.

Transcurridos un par,
de eternos minutos.
Perico sale,
con el niño envuelto en ropas.
¡Cómo grita el chiquillo!
¡Mi perra, mi perrita!
¡Que está dentro, que se quema!

Vuelve a entrar al poco tiempo
entre el fuego, se divisa
la silueta del bombero,
pero al llegar a la puerta,
cae una viga, que a Perico.
deja tumbado en el suelo.

La perrita, se ha salvado
corriendo, ha venido hacia su dueño.
Al Cabo, rápidamente
lo han rescatado sus compañeros,

la viga, le ha golpeado la cabeza,
ya no se puede hacer nada.
Como los elegidos, como los héroes,
el Cabo Perico, ha muerto.

La capilla ardiente se instala
en el interior de Parque
del Real Cuerpo de Bomberos.
A los pies del féretro está echado,
Tizón, ese bondadoso perro.
Al lado una joven, su novia,
que llora, toda vestida de negro.

Terminado el funeral
han ido a retirar al perro,
no se mueve, no lagrimea, no llora,
TIZÓN…ha muerto.

En el Real Cuerpo de Bomberos,
 hay doble duelo.
Han perdido al Heroico Perico
y a TIZÓN,
del mundo, el mejor perro.

Mucha tristeza y dolor
embargan a los bomberos,
el cuidador de TIZÓN,
quiere darles una sorpresa
que les alegre un poquito
si es posible el corazón.

Venid a mi coche,
por favor, mirad esto.
Nácar, mi perrita blanca,
ha parido a todos estos.

Una camada de perros,
todos menos uno, negros,
alegres y juguetones.
llenaban el maletero.

Decenas de exclamaciones,
alguien gritó con razón:
 Milagro, no puedo creerlo,
 si son, en miniaturas ¡Tizones!

Uno, dos…¿cuántos hay ?
Son seis.
Cinco machos, negros como el padre,
y una hembra, mitad padre,
mitad madre.

Es esta pequeñita gris perla
parece un montoncito de ceniza.
La hemos dado de nombre:
Cenicienta.

Este que es el más grandote
se llama Tizón Segundo,
se va quedar con nosotros,
será como fue su padre,
el mejor perro del mundo.

Aunque la Ley no permite
el heredar un puesto de trabajo,
su padre fue el Rey de los perros
por eso, tiene derecho,
al trabajo y al título

Este otro es Picón.
Lo mandaremos,
con los bomberos de Cádiz.
También será un campeón.
como los van a ser
los seis hijos de Tizón.

Carbón, ira a Granada,
Cisco, lo he prometido a Sevilla
y al último macho Hollín,
lo mandaremos a Melilla.

Cenicienta, ya tiene dueños,
esa estupenda familia
de componentes tan buenos
que tanto nos ayudó,
cuando lo del terremoto en la serranía,
la que a Tizón curó.

Reunidos en asamblea,
todo El Cuerpo de Bomberos.
en una colecta,
han recaudado dinero,
le harán a Tizón, un monumento.

Los cachorros han crecido,
todos tienen
la misma actitud del padre,
 han participado en Asia,
y en América Latina,
en numerosos rescates.

La estatua de Tizón
sobre un pedestal está emplazada,
en el Real Parque de Bomberos,
en el jardín de la entrada.

Al pasar todos exclaman:
Parece, que está vivo el perro.
El escultor ha hecho,
una gran obra de arte,
de un bloque de mármol negro.  

A la cara, le ha dado la expresión
que tenía TIZÓN, cuando lloraba.
Esa expresión
que nadie sabía del porqué,
y que a todos cautivaba.

 Mirando a mi perrita Cenicienta,
he conseguido averiguar,
que Tizón y sus hijos al llorar,
en los ojos,
tienen humana expresión,
y un corazón, casi humano.


A los profesionales que día a día,
exponen sus vidas,
por salvar las nuestras.
GRACIAS.



AsdG.  27 octubre 2005

domingo, 18 de septiembre de 2016

Yo soñé que estaba muerto



Yo soñé que estaba muerto,
y que la autopsia, me hacían.
Que con martillo y cinceles
la tapa del cráneo, me abrían.
Los forenses se extrañaron
y unos a otros se decían:
¡En estos sesos tan grande,
que poca sapiencia había!
Uno dijo a los presentes:
¡Miremos en este lóbulo!
Porque tengo la impresión
que es aquí en este lado,
donde se aloja el amor.
Desmenuzaron mis sesos
y nada de nada encontraron.
Otro dijo: Abran el pecho,
y mi corazón, examinaron
lo hicieron, laminillas
 que al microscopio observaron.
No había nada del amor
y volvieron a comentar:
En un corazón tan grande
 que no haya ni rastro del amor,
es difícil de explicar.
Un estudiante en prácticas
dijo: Perdonen Señores Profesores.
¿Por qué no miran, el alma?
Y después de mucho hurgar
mi alma, no la encontraron.
Pero yo sé dónde está,
está en lo que yo amo
y también en la amistad,
en lo mejor de uno mismo,
en lo que llaman bondad.
Entonces, me desperté
con el pulso acelerado.
Tenía la sensación
que no fue una pesadilla,
que eso yo lo había vivido
y que en verdad, me había pasado.


AsdG.02 marzo 2009.

El Concejal

Comenzando los setenta
nació una noche Mateo.
De una familia opulenta,
allá en mi pequeño pueblo.

-Un bebé sano y hermoso,-
ha dicho la comadrona.
-Guapo como un San Luís,-
afirmó la otra matrona.

-Al niño lo quiero ver,-
Dijo a su padre el Doctor.
-Mañana si puede ser,
No lo dejes por favor.-

-Tu hijo tiene problemas,
difícil de resolver.
En Madrid hay especialistas,
que lo tendrían que ver-.

Especialistas lo vieron
de España entera en un año.
Todos, lo mismo dijeron:
– En la médula, tiene daño.-

Mateo no caminará,
aunque moverá las manos.
En una silla estará,
a pesar de estar tan sano.

Del niño que al ir creciendo,
todos fueron observando:
Hablaba hasta por los codos,
y en andar… mucho retraso.

Pronto siete años cumplirá,
y quiere ser monaguillo.
Para aprender a ser cura,
¿Será?.…¡Cosas de chiquillo!.

Es muy listo y aplicado,
sólo piensa en estudiar.
Los padres se han trasladado,
a vivir a la capital.

En un Colegio privado,
lo llevan cada mañana.
Por su madre acompañado,
en el Land Robert Santana.

-Preferiría ir andando,-
siempre le dice a su madre.
-Te veremos caminando,
¡Te lo promete tu padre!-

-Es caminar lo que quiero,
ya que leí en un diario.
En una silla, e inválido,
no entras al seminario.-

-¿Y por qué tú no vas a entrar,
si quieres… al seminario?-
-¡Papá, por las escaleras!
eso me ha dicho Don Carlos.-

-¿Carlos, el… que es capellán,
ese regordete y calvo?-
-No papa, ese es el sacristán,
el cura es, de pelo blanco.-

-Ya lo iremos estudiando,
todavía eres pequeño.
Lo tengo que ir preparando,
le voy a poner empeño.-

-Al Obispo rogaremos,
que lo vea, que lo estudie.
Y que no permitiremos,
que te discrimine nadie.-

-Hijo, está conseguido,
al seminario entrarás.
El Rector nos ha pedido,
firmar la conformidad.-

Con quince años cumplidos,
tiene Mateo sus dudas.
A una chica ha conocido,
olvidó lo de ser cura.

-Ya no deseo ser cura,
de idea, yo he cambiado.
Pensaréis que es locura
pero, estoy enamorado.-

-He conocido a una joven,
es hermana de Ricardo.
Siento en mi pecho un no sé qué,
que me pincha como un dardo.-

Su padre ha sonreído,
mamá disimula el llanto.
¿Sufrirá, más que ha sufrido,
el hijo que quieren tanto?

El joven enamorado,
muy ilusionado está.
En el cole… Han divulgado,
¡Mateo…Se va a estrenar!

Que dura es la juventud,
aunque lo hagan sin maldad.
¿ Será falta de virtud?
¿Qué no tienen de caridad?

Risas al paso de Laura,
indirectas, hacer daño.
En la pizarra del aula,
escriben de vez en cuando.

¿En una silla de ruedas,
como se hace el amor?
¡Mateo.… Mete primera!
O.. No eres buen conductor.

Y Laura ya no soporta,
del instituto la guasa.
Anda de paciencia corta,
no quiere salir de casa.

Abandonó los estudios,
Mateo ya no la ve.
Luego cambió de colegio,
Laura se hizo mujer.

Nunca preguntó por ella,
mudo, en silencio sufría.
Para él era la más bella,
no comía, no dormía.

Todo pasa con el tiempo,
el tiempo da conformidad.
Pero a su Laura, Mateo,
nunca la podrá olvidar.

El bachiller terminó,
también la universidad.
En leyes se doctoró,
y no para de estudiar.

Finalizó económicas,
no es de ningún partido.
Todos quieren que en sus listas,
Mateo valla incluido.

Y Mateo aceptó,
el ir en las de los nuevos.
Parte del pueblo lo votó,
por muy poco no es alcalde.

Como alcalde lo querían,
casi todos los partidos.
Mateo en la capital,
es un hombre muy querido.

Admirado, respetado,
de todo el mundo es amigo.
Con O N G ha trabajado,
no tiene, ni un enemigo.

Yo sólo desearía,
llevar Asuntos Sociales.
Sin descanso lucharía,
¡Los hombres, todos iguales!

Posesión ya ha tomado,
y en su silla de ruedas.
Por las calles ha rodado,
por todas las callejuelas.

Lo aclama, el pueblo entero,
lo saluda, lo acompaña.
¡Gritando eres el primero,
eres único en España!

¡A presidente llegarás,
gobernarás este reino!
El pueblo te ayudará,
para el país, serás un premio,

Ya varios años llevaba
Mateo como concejal.
la alcaldesa fue llamada.
al gobierno nacional.

En Mateo ha delegado,
que sea él el oficiante.
De matrimonios, de bodas,
desde ahora en adelante.

Hoy viernes oficiará,
Mateo su primer enlace.
Traje, corbata y medalla,
son las cinco de la tarde.

El salón de los espejos,
está todo engalanado.
Los contrayentes del brazo,
avanzan hacia el estrado.

El concejal se estremece,
está Mateo turbado.
Ella a Laura se parece,
¡Laura!… Es la que ha llegado.

Mateo se tranquiliza ,
Laura se ha sonrojado.
Él también se ruboriza,
dice tartamudeando.

-Conciudadanos, amigos,
esta pareja esta tarde.
Nos piden ser los testigos,
que… por siempre van amarse.-

– Seguro que así será,
no podrá ser de otra manera.
A Laura la vemos que está:
feliz, radiante, sincera.-

– Ella ha elegido a Luís,
porque tiene la certeza.
De que lo hará muy feliz.
tan feliz, cómo él a ella.-

– Leeré, tres artículos,
de nuestro Código Civil,
Una vez oídos estos,
os podéis dar el Sí.-

– Laura, Luís, contrayentes.
¿Os tomáis por esposos,
el uno al otro libremente?-
-¡ SI !…- Los dos al unísono.-

-Unidos en matrimonio,
os declaro antes la ley.
Sed felices de por vida,
en mi nombre y en el del Rey.-

Laura, su amor, su vida.
la perdió él, para siempre.
La perdió porque una silla,
necesitaba al moverse.

Quizás fue la poca edad, o
bromas de los estudiantes.
Consiguieron separarlos,
antes de que ellos hablasen.

Nunca Mateo con Laura,
ni una palabra cruzaron.
Sólo rápidas miradas,
nunca sus manos rozaron.

Terminó la ceremonia.
Mateo estrechó su mano.
Dos lágrimas que salían,
de unos ojos verde claro.

En los dedos del concejal,
cayeron como un regalo.
Lágrimas que el concejal ,
con las suyas ha mezclado.

Mateo ha solicitado,
ingresar al seminario.
Pero no ha sido admitido,
lo denegó el rectorado.

Continúa de concejal.
continúa trabajando.
Por conseguir la igualdad,
entre todos los humanos.

Este es nuestro concejal,
el de la silla de ruedas.
De todos, el más popular,
recorre las callejuelas.

Un ortopedista inglés,
consiguió lo inesperado,
Mateo se mantiene en pie,
ya da sus primeros pasos.

Operaciones, más de ocho,
le hizo en menos de un año.
De injertos y de electrodos,
a Mateo ha llenado.

Y se produjo el milagro,
con mucha recuperación.
Con esfuerzo, con trabajo,
Mateo lo consiguió.

Con muletas ya camina,
un ordenador pequeño.
Que lleva en una mochila,
la ayudará en el empeño

Recorriendo despacito,
las calles de la ciudad.
Ahora va caminando,
tratando de remediar.

Hay chabolismo moderno,
están en todos los barrios.
Casas que se están cayendo,
solas, se están derrumbando.

Pero la vuelta le dio.
y más que le quiere dar.
El chabolismo erradicó,
mendigos, no existen ya.

-Las casas que prometí,
que hoy os vamos a dar.
Un hogar donde vivir,
si… ¡Ya os podéis casar!-

-Si lo deseáis, casaros,
en las iglesias, los juzgados.
O en nuestro Ayuntamiento,
o si queréis, juntaros-.

-Que seáis muy felices,
dad mucho amor y cariño.
Nuestros parques y jardines,
llenéis pronto de niños.-

-Que todos tengan trabajo,
fijo, bien remunerado.
Os lo promete Mateo,
yo jamás os he fallado-.

-Lo sé, lo conseguiremos,
que como personas viváis.
Si no os cumple Mateo,
a la calle lo mandáis.-

-Los domingos, yo estaré,
Desde ahora en adelante,
Atendiendo a los jóvenes,
en la casona del parque.-

– La puerta de mi despacho,
cerrada jamás estará.
No hay que pedir audiencia,
Sólo tienen que pasar.-

No hay avenida, ni plaza,
ni calle, ni callejuela.
Que Mateo no conozca,
ni de vecino, su problema.

Mateo nunca descansa,
nunca te dice mañana.
Él acude a la casona,
siete días a la semana.

Este es nuestro concejal,
ya no va en silla de ruedas.
Con muletas la cuidad,
de punta a punta patea.

Hay de nuevo elecciones,
publicidad no necesita.
El partido que lo incluye,
seguro, que barre su lista.

De noche cuando se acuesta,
suspira, no por cansancio.
¿Cuantas veces su almohada,
con lágrimas ha mojado?

A todos nos soluciona,
los problemas que tengamos.
El suyo, nuestro concejal,
no puede solucionarlo.

AsdG. 30 abril 2006.