martes, 13 de septiembre de 2016

Ella era mujer casada


¿Por qué la han incinerado?
¿Por qué ella no fue enterrada,
cuando murió en campo santo?
Donde yo pudiera ir,
cada mañana a rezarle,
llevarle un ramo de flores,
a contarles mis tristezas,
mis poquitas alegrías,
y conversar con ella un rato.
¿Por qué quemaron su cuerpo?
¿Por qué sin nada me dejaron?
No tengo nada de ella,
ni tan siquiera un retrato.
Ni tengo derecho a pedirlo,
no me lo darían los suyos
Ella no fue nada mío,
ella no me conoció,
nunca habíamos conversado,
Yo fui para ella y los suyos,
lo mismo que sigo siendo,
un completo desconocido.
Ella era mujer casada,
ella tenía a su marido,
también tenía a sus hijos.
Yo estaba de esa mujer.
locamente enamorado.
Enamorado y en silencio,
más de treinta y cinco años,
siempre mi amor lo he llevado.
Por ser ella mujer casada,
yo no tenía ni tengo,
ni tan siquiera el derecho,
de decirlo o de comentarlo.
Hoy he oído decir.
Que sus cenizas han llevado,
en un barco y en alta mar,
allí la han depositado.
Vengo del espigón del puerto,
desde allí le he rezado.
Y donde rompían las olas,
un ramo de rosas he lanzado,
El ramo se fue mar adentro,
mientras yo le estaba hablando.
Le decía con mis labios,
lo mucho que la quería.
Que nunca antes se lo dije.
Porque tenía marido,
que era de un hombre casado.
Ahora que ya quedó libre,
la muerte la ha separado.
Le he dicho cuanto la quiero,
lo mucho que la he querido.
Que siempre mi corazón,
por ella estará ocupado.

AsdG. 22 abril 2009


No hay comentarios:

Publicar un comentario