Su profesión es la más antigua del mundo
Su profesión es la
más antigua del mundo,
aquí al Sur del
Sur no se ven muchas.
Pero si subes un
poquito más arriba,
al borde del
camino hay tantísimas
que no comprendo,
como puedan trabajar todas,
y sacar de que
vivir, aunque allí estén catorce horas.
Cada cual, con
menos trapo, con menos ropas,
normalmente con
eso que llamáis tanga,
lo que algunos los
llaman tirachinas
que es un trocito
de tela diminuto,
con una cinta, que
le hará sobaduras entre las nalgas,
y dos lacitos que
a la cintura atan,
que tapa muy poco
tan poquito,
la verdad es, que
no le tapa nada.
Y pienso yo que,
si no se lo pusieran,
quizás estarían
más cómodas y menos rozadas.
Yo salgo muy poco
de mi retiro,
pero cuando subo a
la ciudad,
me da pena de ver
a esas mujeres
bajo el sol
abrasador
que por aquí, tanto
nos quema.
A veces se montan
en un coche,
para hacer el
servicio a un cliente.
Otras se meten con
ellos entre las cañas,
y allí sobres la
tierra, se las apañan.
Tienen que
soportar el rigor del tiempo,
y a los clientes,
que habrá de todo;
unos serán algo más educados,
otros seguramente
muy groseros,
algunos irán algo
más limpios,
otros posiblemente
más que puercos.
Y todo eso lo
tienen que aguantar
para ganarse con
su cuerpo, el sustento.
Les tengo mucha
compasión y pena
y por supuesto
muchísimo respeto.
Son las
trabajadoras del amor,
más que del amor,
son las del sexo.
AsdG. 07 julio 2009.
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