miércoles, 4 de enero de 2017

Todos a mí me llamen padre, y nadie papá, me ha llamado



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Imagen tomada de 20minutos.es

Soñé que casado estaba,
y me sentía feliz.
Soñé que tenía esposa,
con quien poder compartir,
las horas de soledad,
que desde niño viví.

Al sentir la vocación,
al seminario me fui.
Estudié con alegría,
y con deseos de servir.

Ordenado sacerdote
cuando misa yo caté.
De una a otra parroquia
he recorrido, ya diez.

 Las horas de soledad,
se hacen insoportables.
Echo de menos cada día
a una mujer que me ame.

A la que yo pueda amar
que, compañía me haga.
Qué mala es la soledad,
que suplicio, que calvario.

Aunque vivir en celibato,
yo lo escogí voluntario.
Salir, secularizarme,
 me lo estoy meditando.

Posiblemente me case,
porque estoy ya cansado,
 desde que yo me ordené,
que todos a mí me llamen padre,
y nadie papá, me ha llamado

ASdG. 16 noviembre 2006.

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