Imagen
tomada de astrolabio.com
Al despertar a la vida,
lo hacemos bien cargado.
Maletas y baúles llenos,
con proyectos e ideales,
de ilusiones rodeados,
En poco tiempo,
quedamos
desarmados,
quedamos confundidos,
ya que la vida no es
como la habíamos soñado,
ni como habíamos creído.
Rápido llegan las penas,
de tu equipaje destruyendo,
esperanzas y proyectos.
Matando la fe,
rompiendo anhelos,
primeras heridas al corazón,
para el alma, gran confusión.
Nadie nos avisó que la pena,
en la estación de llegada,
nos espera, nos aguarda
y si alguien nos avisó… no le oímos.
La juventud, la impaciencia,
nos habían taponados
el sentido del oído
y el aviso pasó inadvertido.
Así una tras otra,
como eslabones de cadenas,
continúan sin parar llegando,
Penas y penas, hiel y tuera.
Que amargan la vida,
que las fuerzas merman,
que hunden al alma,
te nublan la vista,
a la ilusión mata.
Así caminamos,
jornada tras jornada,
llegamos a viejos,
con una reata
de hijos y nieto.
Y se nos olvida,
decirle al coger
el tren de partida,
la pena te aguarda
la pana te espera
tómalo con calma.
AsdG. 17 enero 2006
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