Me desperté, vi unos
ojos verdes,
verdes como el mar en
día claro.
¿Dónde
estoy? ¿Qué ha pasado?
Una
voz dulce me decía: - Hermano,
en el hospital militar está usted,
tranquilo, ya le hemos operado.
Una
figura vestida, vestida toda de blanco,
amable,
secaba el sudor de mi frente.
Con
muchísima ternura, ella cogía mi mano,
con
dulzura intentaba tranquilizarme.
Mi
corazón por su belleza, turbado,
por
la anestesia, estaba turbia mi mente.
La
corneta que se me antojaba, enorme,
a
su cuello y cabellos, tenían ocultados.
¿Estoy
en el cielo y, usted es un ángel?
Una
sonrisa esbozó su linda boca,
unos
dientes perfectos y muy blancos,
dio
más belleza, a lo poco que dejaba ver la toca.
Soy monja, hermana de la caridad
usted es un legionario accidentado.
Muy pronto pasará a verle el cirujano,
él, le explicará mejor lo sucedido,
yo no sé más, de lo que le he contado.
Mi
corazón latía, latía muy acelerado.
Volví
a cerrar los ojos, estaba adormilado,
no
sé por cuanto tiempo estuve así.
Me
desperté muy mal, muy angustiado,
miré
en todas direcciones. ¡Que sólo me sentí!
El
ángel, la aparición, se había esfumado,
ninguna
mujer, ninguna monja había allí.
Pensé
será efectos de los anestésicos,
un
sueño muy real, se me antojaba a mí.
Llamé
a voces: ¡Enfermera, enfermera!
Y
vino un cabo sanitario que me dijo:
No
hay enfermera, tranquilízate lejía.
Para
lo que necesites, me tienes aquí.
Estás
en el hospital militar, en cirugía.
Aquí
había una monjita y por tu culpa,
ahora
está fregando platos y perolas.
La
han trasladado hoy mismo a la cocina.
Hemos
perdido una buena enfermera.
¡Puede
que estés loco, por la bebida o, por la grifa!
No
quise preguntar qué había pasado,
no
sabía que podía haber sucedido.
El
sanitario me culpaba de algo raro.
Yo
no tenía conciencia, haberlo cometido.
No
recordaba, nada ni de bueno ni de malo,
estaba
confuso, hecho un lío, angustiado.
Vino
a visitarme el Comandante Médico.
El
Cirujano Jefe, el que me había operado.
Sus
primeras palabras como trallazos,
a
todo mi ser, a mi alma golpearon:
¡Animal!
¿Qué has hecho? ¡Insensato!
¿Por
qué en la boca a la monja has besado?
Has
conseguido que lo mejor de cirugía,
a
la cocina, la hayan trasladado.
Y
muy probablemente a ella la envíen,
de
misionera al Congo o, a otro lado.
Eres
un hijo de perr..Un cabr..Un desalmado.
Si
te formaran un consejo de guerra, serías fusilado.
Yo
no quise defenderme o excusarme,
la
verdad no sabía de qué hacerlo.
Sólo
pude preguntar: ¿Mi comandante?
¿Qué
me ha pasado, de qué me ha operado?
Una
mina has pisado y mucha suerte has tenido,
las
dos piernas y una mano, solamente has perdido.
¿Eso
es para usted, tener suerte mi Comandante?
Sí,
porque la vida conservas, no la has perdido.
Te
hemos cogido a tiempo, eres un hombre sano.
Rápidamente
a Las Palmas te trasladamos,
allí
en el hospital, te operarán los genitales,
que
también la onda expansiva te ha dañado.
En
poco tiempo, los dolores fueron remitiendo,
más
cada hora el dolor de mi alma, acrecentaba.
No
pensaba para nada en mis mutilaciones,
Sólo
el castigo que impondrán a la monjita,
que,
al Congo Belga, (después Zaire, y de nuevo Congo)
por
mi culpa, sus superioras la enviaban.
Rogué
al cabo sanitario que, me explicara,
lo
del beso que le di yo a la hermanita.
Me
contó que le pedí, una almohada,
ella
rodeó con su brazo mi cuello,
y
al ponerla bajo mi cabeza mullidita,
en
la boca le estampé un sonoro beso.
Nada
del beso en aquellos días recordaba,
no
se ni como pude hacer yo eso.
Pesaba
sobre mi conciencia y en mi alma,
llegué
a tener tales remordimientos,
que
no quería vivir, sólo deseaba,
que,
en la siguiente operación, mi vida, terminara.
Llegué
a Las Palmas en un avión de transporte,
al
llagar mis genitales fueron operados.
me
dijo el urólogo: --Soldado, todo
perfecto,
la
operación ha sido todo un éxito.
Gracias
a Dios, no ha sido usted más mutilado,
sus
genitales están en su sitio, lo hemos salvado.
Para
que quería yo los genitales,
si
me faltaban las dos piernas y una mano.
Si
sobre mi conciencia pesaba,
de
aquella monjita su castigo, su traslado.
Caí
en una depresión tan grande,
que,
en un Psiquiátrico Militar, me internaron.
Llegaron
a recuperar bastante bien mi mente,
después
de varios y largos años.
Con
mi pensión y en una silla de ruedas,
de
residencia en residencia,
de
ciudad en ciudad,
veinticinco
años han pasado.
He
venido a Málaga por semana santa.
La
Virgen de la Paloma me ha impactado.
Virgen
de ojos verdes, de ojos verde claro.
Son
los de aquella monjita, la misma cara,
los
mismos labios, labios que dicen que he besado.
Que
los tengo muy presente y cada día he recordado.
He
vuelto triste, muy triste a mi hotel,
en
la cama me he tumbado, he puesto el televisor.
¡Dios
mío, no puede ser, a la monjita que besé,
un periodista
en francés, la estaba entrevistando.
le
he puesto mucha atención e interés,
hace años lo estudié, et mon française est
très mauvais.
La
monjita ha contado que, debido a la guerra,
la
hicieron prisioneras junto a otras religiosas.
Ella
española, diez francesas y ocho belgas.
El ejército
francés las ha rescatado,
han
repatriado a las belgas y francesas.
Hoy
sale del aeropuerto de París hacia Madrid,
Sor
Ángeles, la monja malagueña.
La
hermana de la caridad, misionera española.
ha
pedido a las superioras de su congregación.
que
no venga nadie a esperarla, a recibirla.
Desea volver a España y a su tierra sola.
en
el convento de la orden que hay en Málaga,
cuando
llegue, ingresaría sin demora.
He
pedido, que un taxi me traslade rápido al aeropuerto,
que
debo llegar a Madrid urgentemente,
antes
que el vuelo de París tres mil cuatrocientos veinte.
He
llegado con la hora casi justa, pero suficiente.
El
corazón me late a mucho más de mil por horas,
siento
que me estallan los oídos, que se me seca la boca.
Comienzan
a salir los pasajeros de ese vuelo,
veo
a una religiosa con una bata blanca.
Al
llegar a mi altura miré a sus ojos,
eran
los mismos ojos de la Virgen de la Paloma.
Grité
con fuerza: ¡Hermana, Sor Ángeles, hermana!
elle
se abrazó a mi cuello, llorando, lloraba, lloraba.
También
llore y sin poderme contener.
Con
mis labios, fugazmente rocé su boca.
Ella
sonriente me dijo al oído despacito.
Legionario, los años no te han cambiado
Legionario, los años no te han cambiado
¡Cuánto he llorado y, por ti he rezado,
pensando que habías muerto y estabas
condenado!
Sí,
mi vida ha sido toda una dura condena,
ya
que por mi beso al Congo la mandaron.
Me he
sentido culpable toda mi vida entera,
de un
castigo que, para usted, terrible ha sido
Legionario, no ha sido largo, ni duro, ni
malo.
Fue la voluntad de Dios, del Altísimo.
Para ayudar a los hermanos africanos.
Hermano,
mi vuelo en una hora sale para Málaga,
tenemos para hablar ya poco tiempo.
En Málaga la he visto en la Televisión
Francesa,
y he
venido a Madrid en avión, hace un momento.
Regreso
con usted a Málaga si aún hay plaza,
si no
es posible lo haré, en el siguiente vuelo.
Volamos
los dos juntos hasta Málaga,
Más
yo volé mucho más alto... Y más lejos.
Soñaba
despierto, que nos habíamos casado.
Cuando
llegamos a la Terminal del Rompedizo,
Me
dijo: - Legionario, mañana nos veremos y
hablaremos -
Nos
vimos a los varios días en mi hotel,
hablamos
de los años transcurridos.
Llorando
me dijo que tenía un gran problema,
que
sólo con sus superioras ha compartido.
Tendrá
que abandonar los Hábitos,
ya
que pronto, tendrá que cuidar a un niño.
Que
en su secuestro ha sido violada,
varios
paramilitares la forzaron.
Que
viene embarazada de tres meses,
a
pesar de tener cuarenta y ocho años,
no
desea dar a su hijo en adopción,
ni
dejarlo en un orfelinato.
No lo he dudado, le he dicho: Sor
Ángeles,
yo
puedo ser para tu hijo un buen padre.
Pide
dispensa de los votos y nos casamos.
Desde
que te vi en el hospital me enamoré,
el
beso que te di, aún no he podido recordarlo.
Por
eso en Barajas, de nuevo lo intenté.
Mi
hijo tiene sangre negra, será mulato.
Deberías pensar en los inconvenientes,
Tus amigos, tu familia, en definitiva, las
gentes
Yo no
tengo familia, me crie en un orfelinato.
Cuando
salí de él, a los dieciocho años,
quise
ser militar y al tercio fui alistado.
¿Qué
me puede a mí importar la opinión de nadie?
Si no
tengo a nadie, a nadie tengo que dar cuentas.
Ya
soy mayorcito, estoy cerca de los cincuenta.
Ángeles,
piénsalo tú, que yo estoy ya decidido,
seré
para nuestro hijo el mejor padre.
Tendrá
la mejor madre, que suerte tiene este niño.
Yo
tampoco tengo familia alguna,
los que tenía, no los conocí, dicen que
murieron.
En un orfelinato me crie y allí viví,
diecisiete años hasta que ingresé en el
convento.
Con dieciocho años al hospital de Ifni fui,
llevaba cuatro meses, cuando lo del beso.
En el Congo he pasado treinta años,
nunca deseé volver y menos de esta manera.
Más nada ocurre sin que Dios no lo permita.
Ha sido su voluntad que, en la madurez,
me violen, me embarace y sea madre.
Cúmplase tu voluntad Señor, Señor Amén.
Aún no sé cómo te llamas legionario.
Quiero
saber tu nombre, ese será el de este niño.
Mi
nombre me lo dio la monja que una mañana,
me encontró
en la puerta, de la iglesia de San Patricio.
Me
bautizaron con el nombre de Jesús María,
Aragón
Expósito, me dieron por apellidos.
Jesús, ya tengo de Roma Las Dispensas,
La Superiora General, hizo los trámites.
Estoy libre de todos mis votos.
Jesús...Si, contigo deseo casarme.
Sé que serás para mí, un buen esposo.
Y para mi futuro hijo, su padre.
Mi orden me ha sugerido que la ceremonia,
sea en la capilla del convento, si así lo
deseamos.
Se ha ofrecido como madrina de la boda,
la monja que a biberón me crio, ya es muy
mayor,
para mí ella es mi madre, Sor Aurora.
No desea que ese día, me encuentre sola.
Yo he
escrito al Ministerio de Defensa,
tenía
que consultar algunos datos.
Me ha
contestado el Señor Ministro,
propone
ser nuestro padrino.
Lo
haría gustoso, se sentiría muy honrado.
nos
ruega le comuniquemos, el día que nos casamos.
-Debemos de fijar la fecha pronto,
aunque ya no llevo de la orden el hábito.
Continúo viviendo en el convento,
pronto será visible el embarazo,
para entonces deseo estar casada.
Legionario, desde el beso en el hospital,
te qui...quiero. -
- Tu no fuiste culpable de mi traslado al
Congo.
Aquel beso que en absoluto provoqué,
del que tú no fuiste ni responsable, ni
consciente.
Yo en capitulaciones, antes la comunidad
confesé,
que, sin haberlo provocado, ni en absoluto
desear.
Sentí una sensación de agrado, y nada de
pesar. -
-
Por eso como penitencia me enviaron al Congo,
cinco años como misionera debía allí pasar.
Transcurrido ese tiempo pedí a mis superioras,
el no volver, que allí como enfermera,
en el hospital de Gamboma, mi vida quería
pasar. -
La
fecha de la boda fue fijada, para primeros de mayo.
El
Señor Ministro desde el hotel me vino acompañando.
con
uniforme de gala para la ceremonia me vestí,
acababa
de ser ascendido a capitán, mutilado en la reserva.
Nervioso,
muy nervioso, pero muy contento,
como
chiquillo, que a la feria va por vez primera.
Al
llegar a la capilla, sentí mucha emoción,
de
flores blancas y rosas rojas estaba llena.
Llegó
Ángeles vestida de novia, que bonita estaba,
acompañada
por una viejecita y dulce monja.
La
comunidad cantaba el Ave María.
Ángeles,
con mezcla de amargura y alegría, lloraba.
La
ceremonia fue bonita y muy emocionante.
El
Señor Obispo nos leyó una carta de Su Santidad.
Donde
nos deseaba paz, amor y felicidad,
nos
enviaba una Bendición Papal muy especial,
para
nosotros los contrayentes y para el bebé,
que
entre los meses de octubre y noviembre va a nacer.
El
señor Ministro nos ha entregado las escrituras,
y
llaves de una casa que es, regalo de su Ministerio.
Las
monjitas han regalado todo el ajuar de Ángeles,
que
noche y día han estado bordando y cosiendo.
Ahora
están haciendo la canastilla toda de blanco,
dicen
que así resaltará más ese niño, ese muñeco.
Cinco
meses hace ya que nos casamos,
El
embarazo muy bien lo hemos ido llevando.
Ángeles
dice que soy un poco pelmazo,
que
paso todo el día su vientre escuchando.
Y
creo tener buenas razones,
hace
tiempo que escucho, dos corazones.
Ángeles
es una mujer maravillosa y alegre,
con
una pizca de humor muy acertado.
ha
venido hace un momento y me ha dicho:
¿Sabes
que nuestro matrimonio, no es válido?
Después
de cinco meses, no lo hemos consumado.
¡Jesús María, gracias por no haberlo
intentado!
Esposa, la mina se llevó dos piernas y una
mano,
los
genitales, alcanzó también de lleno.
En
Las Palmas fueron remendados,
no se
si van a funcionar o no, ya es bastante tarde,
porque
el tiempo de reclamaciones, ha caducado.
Esposo tienes muy buen humor y mucho
agrado.
Mujer de ti ha aprendido, de ti me ha
contagiado.
Lo de los genitales lo sé, te atendí el día
del accidente.
También sé que han quedado bien remendados.
Embarazada y…En estas cosas no tengo
experiencia,
más sé que para ti no ha sido fácil la
abstinencia,
lo veo en tus ojos, aunque sabes muy bien
disimularlo.
El
treinta y uno de octubre, nació Jesús María.
Sano
bonito llorón y buscando de mamar.
La
matrona dice que es, de chocolate un bomboncito,
¡Caramba, cuatro kilos ochocientos
cincuenta,
si está medio criado este niño ya!
Ángeles
por primera vez besó mis labios y dijo:
Legionario, la siguiente será niña, ya lo
verás.
Y la siguiente fue
niña, que vino al año justo,
Ángeles decía que no
lo podíamos demorar.
Tenemos la pareja,
estamos dichosos y contentos,
el niño un mulatito
con ojos verdes, muy bonitos.
La niña la hemos
llamado Paloma,
la cara de esa Virgen
tiene, igual que su mamá.
La historia es invención de quien la
ha escrito,
y cualquier
coincidencia con la realidad, yo...le llamaría, milagro.
AsdG. 13 octubre 2006.
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