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Cuando te sonría la suerte,
no te vanaglories, no subas.
Lo mismo que,
cuando las dificultades aprieten,
no desfallezcas ni desesperes
en tardes de otoño oscuras
o de invierno en negras noches.
No sufras, no llores más,
de lo que sea imprescindible.
Aprieta el uno contra el otro
hasta que crujan o chispas salten,
verás que la ideas, que la solución vienen.
Si no llegan, no se debe levar anclas,
tampoco soltar amarras.
En la oscuridad nuca se arriesga,
en las tinieblas no navegues,
fondea hasta que el amanecer llegue.
AsdG. 04 marzo 2011
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