Al
poema “El fantasma de la muchacha soltera”, de Eduardo Navarro Er
Pedagogo Jimenato. Publicado en spb.noticias
Imagen tomada deCostadigital.es
Allá por los años
cincuenta
el “trian, trian”
de las campanas
en la noche de
difuntos
a las abuelas
medrosas
casi se les helaba
el pulso,
los niños se
acurrucaban
abrazados a sus
madres
que esa noche, dormían
juntos.
Y al calor de la
chimenea
se contaban los
mayores,
macabras y
tenebrosas historias
de muertos y apariciones
que, a todos los
escuchantes
les hacía temblar de miedo .
les hacía temblar de miedo .
Mientras, los
monaguillos de mi parroquia,
colgándonos de las
sogas por turno,
y dando saltos de
canguros
manteniendo
cadencia y ritmo
del lastimero tañer,
lanzábamos al aire
toda la noche
El “trian, trian”
por los difuntos.
AsdG. 30 octubre 2016
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