miércoles, 26 de octubre de 2016

A nadie deja indiferente el soneto




Después de leer algún bello soneto
No acierto a escribir ni una palabra
No hay ningún corazón que no se abra
O que una vez leído no esté inquieto

A nadie deja indiferente el soneto
Es un arado que abre el surco y labra
Las mentes para que germine la palabra
Del lector, sea el abuelo, el padre o el nieto

No quedó nada de nada de aquel todo
Ya que fue solo ilusión un espejismo
No pudo ser de otra manera u otro modo

Al fin y al cabo, hubiera sido lo mismo
El eco nos responde siempre a todo
Lo inverso que nos decimos a sí mismo.


AsdG. 21  enero 2009

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