Imagen tomada de evangelizadorasdelosapostoles.com
Soñé que casado
estaba
y me sentía feliz,
soñé que tenía esposa,
con quien poder
compartir
las horas de soledad
que desde niño viví.
Al sentir la vocación,
al seminario me fui.
Estudié con alegría,
con deseos de servir.
Ordenado sacerdote,
cuando misa yo caté.
De una a otra
parroquia,
he recorrido ya diez.
Las horas de soledad,
se hacen
insoportables,
echo de menos cada
día,
una mujer que me ame.
A la que yo pueda
amar
y que compañía me
haga.
¡Qué mala es la
soledad,
que suplicio, que
calvario!
Aunque vivir en
celibato
yo lo escogí
voluntario.
el secularizarme y
salir
me lo estoy meditando.
Posiblemente me case,
porque estoy ya
cansado,
que desde que yo me
ordené,
todos a mí me llaman
padre
y nadie papá, me ha
llamado
AsdG. 16 noviembre 2006.
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