viernes, 11 de noviembre de 2016

LOS COCODRILOS TAMBIÉN LLORAN




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Imagen tomada de anipedia.net

En un río con cocodrilos,
se paró a beber el zorrillo.
Inquieto, desconfiado,
miró en todas direcciones,
estaba despejado, todo tranquilo.

Aunque no veía a nadie,
al agua no se acercaba.
Sabe bien que el cocodrilo,
le puede hacer una trastada.

Más la sed, ya no soporta
 y comienza a sopesar;
por deshidratación, muerte lenta.
O morir rápidamente,
en las fauces de un caimán.

A la orilla se aproxima despacito,
mete las patas en el agua.
Del agua sale una mole,
con la boca grade, abierta.
¡Porqué poquito se salva!

No ha podido beber
ni una gotita de agua.
A una prudente distancia,
el zorrillo, que ha salido de estampida
temblando y jadeante, se para.

El corazón a mil por horas
se le sale por la boca.
La sed le ha desaparecido,
o le queda… ya muy poca.

Durante bastante tiempo,
no hay enemigos a la vista.
Está, por la emoción bloqueado
 y escuchando unos ruidos
que no llega a discernir
si son llantos, o si son, risas.
  
Agudiza los sentidos
estirando las orejas.
Ya percibe nítido y claro,
que el cachorro de un humano,
está llorando muy cerca.

Entonces piensa el zorrillo;
el cocodrilo está ocupado,
a un niño se está comiendo.
Tranquilo ya sin peligro
a lametazos, el agua se está bebiendo.

Salen unas fauces abiertas
que, al cerrarse
le ha seccionado la cola.
Otra vez… por los pelos,
se ha vuelto a librar ahora.

Aunque la cola, el rabo,
ya no le podrá hacer sombra.
Cuando el zorrillo patrulle
por los prados y las lomas

Un diente le ha rozado el culo
y ahora ya no tiene un boquete redondo,
es una raja que sangra.
¡Qué cerca ha estado el zorrillo,
que el mondongo se le salga!

Para calmar el dolor
y contener la hemorragia.
Se lame, de la colita, el muñón
y del culito…la raja.

Así pasa muchos días
el zorrillo en su guarida.
Lame que lame, mira que mira,
el muñoncito y la rajilla.
  
Ha mejorado un poquito
y sale a recorrer sus dominios.
Ha mejorado un poquito
El clamor que hay en los montes
es que, el zorro se ha quedado rabón
y con una rajita en el culo.

La lechuza que lo mira
con ojos desorbitados.
Le pregunta: ¿Amigo Zorro,
qué es lo que a usted le ha pasado?

Y le responde muy triste:
El cocodrilo, el muy cabrito,
con su llanto, me ha engañado.
Se ha comido mi colita,
y me ha dejado el culito, arañado

Yo, como buena lechuza
todo lo estoy observando.
Os he dicho una y mil veces,
que ese cocodrilo es…Muy raro

El zorrillo se mosquea
gritando desesperado:
El arañazo del culo,
el cocodrilo no me lo hizo,
ni con las unas,
ni con lo que tú estás pensando.

Ha sido de un mordisco,
con lo que el rabo me ha cortado
y con un diente de los muchos que tiene,
al rozarme el trasero,
el culito me ha arañado.

La lechuza que es muy guasona
le suelta una carcajada,
diciéndole: ¿Con que culito arañado,
te has visto cómo lo tienes?
  
¡Te habrá dado con el rabo!
Lo tienes, hecho una alcachofa.
Tal vez te dio un manotazo
que, tratándose de cocodrilo,
se puede decir un zarpazo.

Cállate lechuza verdosa,
te voy a meter una demanda.
Te meterán en una jaula,
que ni el león a ti te salva.

Al zorrillo ya lo conocen,
por el rabón de los montes,
o por culito rajado.
¡Qué malos son sus vecinos!
Sus vecinos y sus amigos,
lo tienen muy mosqueado.

Y como en todas las fábulas,
hay que concluir, con la moraleja.
Yo dejo que cada cual,
saque la que le convenga o la que pueda.

Bueno…Yo sacaré la mía.

A un cocodrilo que llora,
no le hagas caso, Nicasio.
A buena distancia mantente,
que los cocodrilos también lloran,
si quieren clavarte el…. Diente.



AsdG. 30 octubre 2005.




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